Según los vecinos, el barrio Hermoso era originalmente el casco de la Estancia San Guillermo, propiedad de Abraham Zalazar, quien fue el primer intendente de General Rodríguez en 1891. En 1934, el terreno fue loteado y se estableció como zona residencial con el objetivo de preservar su valor histórico, ornamental, ecológico y ambiental.
Sin embargo, aseguraron que recientemente se ha observado la aparición de un emprendimiento inmobiliario en la calle Vicente López y Polero, que está destruyendo los árboles históricos de más de 30 metros de altura que formaban parte del casco de la Estancia del primer intendente. Los vecinos argumentaron que esta situación no solo afecta el valor histórico del lugar, sino también a los animales, aves, polinizadores y la oxigenación del ambiente. Remarcaron que han visto en el predio carteles con el nombre de la martillera local, Vanesa Pérez.
Además, los vecinos señalan que dentro de ese predio se encuentra un alcanfor de dimensiones similares al de la plaza central de Rodríguez, que ha sido declarado árbol histórico por ordenanza y que data de la fundación del pueblo.
Ante esta situación, los vecinos enviaron una carta al intendente Mauro García el pasado lunes 28 de agosto, en la que expresaron su "preocupación por la tala de árboles añosos y la poda drástica que se está llevando a cabo en el marco de este emprendimiento inmobiliario, lo cual está generando un impacto ambiental negativo. Solicitaron al intendente que intervenga en esta problemática realizando las inspecciones y acciones administrativas correspondientes".
Los vecinos también destacaron la importancia de velar por buenas prácticas que sean amigables con el medio ambiente y que eviten los efectos negativos que este tipo de emprendimientos pueden tener. Esperan que las autoridades tomen medidas para proteger el arbolado histórico y preservar el valor ambiental y cultural del barrio Hermoso.
Una lucha reciente de vecinos del barrio Hermoso contra la radicación de empresas para proteger el medio ambiente
Meses atrás, los vecinos se unieron para reclamar contra la radicación de empresas en la zona, que es residencial, para proteger el medio ambiente y la tranquilidad que caracteriza al barrio. Puntualmente, apuntaban contra un corralón y aserradero que funcionaba alterando la vida de un vecino que vive en una quinta lindera y que era afectado por la contaminación auditiva.
También habían manifestado su preocupación por la "limpieza" de otro predio en el que temen la radicación de otra empresa de características similares que altere la calma del barrio, en el que buscan proteger las características que ha tenido hasta ahora: de pocas residencias por cuadra, con quintas muy arboladas y sin comercios ni otros emprendimientos comerciales.
